viernes, mayo 12, 2006

 
Una oportunidad excepcional

Gracias a la bonanza excepcional del precio del cobre, Chile puede, por primera vez en su historia, crecer y redistribuir, pero para ello no basta aferrarse a la mentalidad de almacenero

Raúl Gutiérrez V., editor del GRANVALPARAISO.CL(08/05/06)

NI EL MÁS afiebrado economista imaginó alguna vez que el precio del cobre podría sobrepasar los US$3 la libra. La cotización internacional del metal rojo se mantuvo bastante tiempo deprimida y las posibilidades de un repunte considerable resultaban lejanas, menos todavía que se empinara a los niveles que ha llegado en los primeros meses del año 2006. ¡Pensar que apenas cinco años atrás, debido precisamente al deterioro del precio del cobre y a la llamada “crisis asiática”, Chile vivía un período de vacas flacas, que redujo considerablemente la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto y provocó un alza considerable en la tasa de desempleo!
Chile se encuentra así en una situación semejante a la de un ciudadano que se gana el Kino o el premio mayor de la Lotería. La situación es más repentina todavía, por cuanto quien compra un boleto para un sorteo en el que se ha acumulado durante varias semana el pozo, sabe darse tiempo para soñar e imaginarse qué haría en caso de ganar el premio.El hecho de que estemos ante en una situación que no apareció en los libros de nadie demuestra la petulancia de algunos expertos y editorialistas que suelen hacer gárgaras con la frasecita aquella de “los dictados de la moderna ciencia económica”. Tal disciplina, en caso de que sea una ciencia exacta, carácter que pretende atribuirle quienes la manipulan, falló en anticipar el escenario en el que nos debatimos hoy, con un precio demencial del barril de petróleo, por un lado, y una cotización inimaginable hace un par de años para nuestra libra de cobre.NI POPULISMO NI MENTALIDAD DE ALMACENEROEl alza sostenida del precio del cobre, desmiente asimismo teorías muy añejas, pero que parecían conservar algún grado de validez, planteadas medio siglo atrás por los llamados estructuralistas y hechas suyas por los sectores progresistas. Ellos postulaban que los precios de las materias primas estaban en constante erosión respecto de los bienes manufacturados, por el hecho de que estos últimos incorporan tecnología moderna. En el período más reciente observamos la relación precisamente inversa, lo que comprueba que incluso la economía alternativa tiene que someterse a rigurosa autocrítica o aceptar que sus limitaciones son enormes, lo mismo que sus debilidades, en lo que se iguala a la economía neoclásica o ultra liberal, tan arrogante en su presunción de que pueda ofrecer una interpretación fiable de la sociedad y de la conducta del ser humano incluso.Dicen que a los hombres se los prueba no en la adversidad, coyuntura en que muchas veces sacan fuerza de flaqueza, sino cuando disponen de algún grado de poder. En las familias modestas, donde las necesidades son apremiantes, no hay discusión de que el dinero aquel que va entrando hoy es preciso destinarlo a la leche para la guagua o al par de zapatos de Juanita o a pagar la cuenta de la luz o del agua para que la corten o para que restablezcan el suministro. Sin embargo, un incremento súbito del ingreso puede suscitar desequilibrio en las aspiraciones y en la forma de actuar de la pareja. El mítico señor Cárdenas, ese pobre carpintero que se ganó hace una punta de años la Polla Gol es un ícono de lo que puede suceder cuando gente muy modesta se ve enfrentada al manejo de montos de dinero superiores a los que podía siquiera imaginar. Otro tanto podría ocurrir con los países; a menudo en la escasez, en la estrechez, los pueblos logran llevar una existencia digna e incluso hasta se dan el lujo de ser felices, aunque sólo se percaten de ello tras haber perdido la inocencia.Por cierto, frente a un golpe de fortuna, la primera recomendación es mantener la cabeza fría y no dilapidar esos recursos excepcionales en francachelas, prostitutas y otras diversiones de corta duración. Hay varios países del mundo en desarrollo que han sido tocados por la varita mágica de recursos naturales cuantiosos, como el petróleo por ejemplo, cuyo precio experimentó un salto espectacular hace ya casi un tercio de siglo, y que sin embargo, han sido incapaces de zafarse del subdesarrollo y de sacar a porcentajes enormes de su población de una pobreza lacerante y de una falta de oportunidades inconcebible. En América Latina, los casos de Argentina y Venezuela son paradigmáticos, sobre todo el de la república bolivariana; los especialistas muchas veces se toman la cabeza a dos manos cuando examinan el caso de Venezuela, pues no aciertan a comprender cómo un país que ha recibido tan enorme volumen de recursos, gracias al petróleo, puede seguir siendo subdesarrollado y con desoladores índices de pobreza. La mezcla de la corrupción generalizada, la ineficiencia y la falta de disciplina social, constituyen un cóctel capaz de desaprovechar las oportunidades que Dios o el destino depara a los pueblos. Nada cabría objetar entonces la decisión del Ministerio de Hacienda de mantener inamovible esa regla sacrosanta, que se diría fue dictada por el Supremo Hacedor y esculpida en las Tablas de la Ley y que se refiere al superávit estructural al que deben ceñirse las cuentas fiscales. Sería una insensatez, sin duda, que el Gobierno cediera a la tentación de autorizar todo tipo de gastos para satisfacer las innumerables reivindicaciones de carácter social que pueden plantear diferentes sectores y regiones del país. Pero el rechazo al populismo y a la mano ancha, no puede ser toda la respuesta que el país levante ante esta coyuntura inesperada en vísperas de su Bicentenario y que parece un mentís a la queja acerca de nuestra tradicional mala suerte.Descartada la amenaza populista está descartada, el principal peligro que encara Chile radica en la ausencia de un proyecto que permita pensar en grande, que abandone la mentalidad del contador y que se atreva a gastar estos recursos, cuyo monto que podría fluctuar entre US$6.000 y US$10.000 millones, no ya en comprar agresivos aviones de guerra, submarinos, tanque y otros equipos de guerra para nuestras voraces Fuerzas Armadas, sino que para asegurar el crecimiento del país en el mediano y largo plazo.
Si bien es indispensable que el país cautele la integridad de sus finanzas y evite gastos excesivos o pocos rentables desde el punto de vista económico y social, esa mentalidad de almacenero que se empeña en equilibrar gastos e ingresos, y a lo sumo en guardar algún porcentaje de las entradas para amortizar el capital o realizar nuevas inversiones, no es suficiente para asegurar que el país de un salto adelante sobre la base de esta bonanza imprevista y excepcional.
OPORTUNIDAD DE UN GRAN SALTO ADELANTEEs preciso, en esta coyuntura, pensar en grande y aprovechar esta oportunidad para sentar bases que permitan al país enfilar de una vez por todas hacia un desarrollo que es mucho más que un simple crecimiento económico sostenido (lo que no es poco), pero que incluye desarrollo social y humano, lo cual supone de partida, una reducción acelerada de escandalosa brecha y sobre todo las oportunidades imperantes en Chile ahora. En caso de que nos limitemos a administrar esta bonanza con la mentalidad ratona del almacenero, con el perdón de estos pequeños comerciantes, es muy posible que Chile protagonice una vez más la experiencia de un caso de desarrollo frustrado a la que aludió Aníbal Pinto hace varias décadas. Debido tanto a lo imprevisto de esta coyuntura, como a la incapacidad de los partidos políticos, no existen proyectos con sentido país que permitan canalizar estos recursos. Los análisis de los expertos parecen coincidir en que no hay fórmula capaz de impedir que esta avalancha de dólares, asociada al incremento espectacular del precio del cobre, redunde en un deterioro del tipo de cambio; no hay forma racional de conseguir que el precio de la divisa repunte, por lo que diversas actividades de exportación no tradicionales deben enfrentar un escenario muy hostil, entre ellas principalmente la agricultura y la industria sustituidora de importaciones que todavía sobrevive. Sin embargo, existen otras políticas que el Gobierno puede impulsar en apoyo, sobre todo, de la pequeña y mediana empresa.
COYUNTURA PROPICIA PARA CAMBIOS ESTRUCTURALESDe partida, esta coyuntura tan especial, podría servir para encarar una revisión a fondo de nuestro injusto e ineficiente sistema tributario, en lugar de limitarse, como lo ha hecho el Gobierno de Bachelet, a mantener la tasa del IVA para asegurarse con facilidad un determinado volumen de ingresos, sin importarle en lo más mínimo el carácter regresivo de este gravamen ni la inequidad que envuelve el sistema impositivo vigente. Este se caracteriza por su iniquidad porque hace recaer el financiamiento del gasto público principalmente sobre los sectores pobres y modestos de la población, al tiempo en que favorece en forma indebida a la gran empresa. Por otro lado, es un sistema ineficiente pues castiga el ingreso de las personas en lugar de gravar el gasto y promover el ahorro.Una reforma tributaria a fondo, que favorezca el ahorro y la inversión, debería concitar el apoyo del empresariado; y si al mismo tiempo exhibe un carácter claramente redistributivo, debiera suscitar el apoyo de todos los sectores progresistas. Un sistema tributario más equitativo y eficiente constituye una palanca muy poderosa para promover un crecimiento sano y sostenido, de manera que éste podría ser uno de los principales frutos de la bonanza que el país comienza a vivir. En la misma línea, cabría pensar una batería de instrumentos a favor de la pequeña y mediana empresa y del turismo que es una de las pocas actividades modernas intensivas en mano de obra no calificada. La constitución de fondos de garantía, el impulso al microcrédito, de modo de abrir oportunidades a cientos de miles de personas de condición modesta pero que tienen espíritu empresarial y que son capaces de crear empresas, según lo ha demostrado la experiencia internacional y la llamada banca de los pobres, son líneas de trabajo que es preciso explorar con urgencia para que este escrutinio se convierta en proyecto o se fortalezcan programas e instituciones que ya están operando en este frente.Hay quienes han formulado, asimismo, la interesante propuesta de ir a la “renacionalización”, siquiera parcial, de algunas firmas extranjeras que eran antaño de propiedad de todos los chilenos y que perdimos a precio de huevo en la época de las privatizaciones impulsadas por la dictadura pinochetista, las cuales siguen siendo un estupendo negocio. ENDESA es un caso conspicuo y en cuyo capital accionario el Estado chileno podría pasar a tener una participación relevante. COYUNTURA PRIVILEGIADALa redistribución y el crecimiento han sido consideradas por décadas como proyectos excluyentes o de alguna manera de suma cero. Para crecer más teníamos que pensar menos en la redistribución del ingreso, porque en la medida que pensábamos en la redistribución… se erosionaba el crecimiento. Cuando el país recibe una inyección inesperada de miles de millones de dólares, se torna viable compatibilizar ambos procesos y de generar un círculo virtuoso que favorezca ya no sólo un mayor ritmo de expansión del producto, sino el desarrollo integral, vale decir social y económico del país. Tal vez nunca antes habíamos vivido una coyuntura tan privilegiada y preñada de expectativas.Es de esperar que la clase política y las instituciones de la sociedad civil logren aprovechar esta oportunidad impensada y podamos evitar la maldición como país de protagonizar un nuevo caso de desarrollo frustrado.

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