viernes, junio 09, 2006

 
Señora Presidenta:


Los altos precios del cobre están generando excedentes que han incentivado propuestas acerca de su destino. Al coro de demandas se suma la voz de las zonas productoras, que señalan su derecho a ser consideradas en la aplicación de esos fondos, originados dentro de sus límites.
El año pasado Chile produjo en mina 5.320,5 mil toneladas métricas de cobre, a un precio promedio anual de 167 centavos de dólar la libra, correspondiendo un tercio de la producción a Codelco y el resto a la empresa privada. Los ingresos fiscales provenientes del cobre redondearon 6.300 millones de dólares en el 2005. Para el presente año, la recaudación fiscal será mucho mayor.
¿El inmenso flujo de dinero generado por las cupríferas adónde irá?. ¿Qué quedará en las zonas productoras, fuera de los hoyos y las tortas de ripio? Cada libra de cobre extraída enriquece a las respectivas empresas, tanto nacionales como extranjeras y, paradójicamente, empobrece el entorno donde yacía. En efecto, a la Segunda Región, que produce más del 50% del cobre extraído en el país, se le asignó tan sólo el 3% del Gasto Público Social de 2004 (millones $180.661) y el 3,6% de la Inversión Pública del mismo período (millones $53.203).
Señora Presidenta, existen dos agravantes. Primero, la Segunda Región está situada en un súper desierto y carece de fuentes productivas alternas. Segundo, existió una ley, la 11.828 de 1955, encargada de distribuir los ingresos fiscales provenientes del cobre y que contemplaba un aceptable o justo porcentaje para la ex Provincia de Antofagasta, hoy Región, así como para el resto del país, armonizando los intereses de Chile con el de sus regiones.
La referida ley fue el fruto maduro de años de estudio y reflexión, de interacción sostenida entre ministros, parlamentarios y personeros de la civilidad antofagastina. Tan bien concebida estaba esa ley, que permaneció a través de revisiones profundas del status del cobre, como lo fueron la Chilenización y la Nacionalización. Sólo fue desestimada el año 1978, con la ley reservada que modificó la anterior destinación a las Fuerzas Armadas, asunto puesto hoy en discusión dentro de la Comisión de Hacienda del Senado. Es hora de completar la restauración de la democracia en Chile restituyendo la ley 11.828, la más democrática y participativa en su gestación que haya conocido el país.
Señora Presidenta, permítanos una reflexión adicional. El Estado invierte en la Antártica, manteniendo la presencia de Chile, el mejor argumento para afirmar su soberanía. Resulta que el norte de Chile, en el desierto más árido del mundo, en un territorio que, a causa de su inclemencia, fue denominado el Despoblado de Atacama, hoy habitan cientos de miles de chilenos, quienes se han arraigado en ese suelo, han desarrollado una peculiar cultura y demandan el derecho a seguir viviendo en esos parajes.
Estratégicamente hemos constituido un capital humano de magnitud que cualquier país apreciaría y cautelaría.
Más aún, por años, estas tierras han aportado los mayores ingresos a las arcas fiscales, siendo la retribución menos que mezquina. Es justo e inteligente invertir en esta zona una parte de lo que ella genera.
Finalmente, reiteramos; la explotación minera, inexorablemente, avanza hacia su agotamiento...¿Con qué se la está reemplazando?
Sin restar valor al resto de las demandas surgidas por los excedentes que produce el cobre, los nortinos en general y los antofagastinos en particular, hacemos presentes nuestros derechos. Uno de esos derechos es perpetuarnos en la tierra en que hemos prodigado ingentes esfuerzos y con la hemos creado fuertes vínculos.


Saluda respetuosamente a Su Excelencia.

Gerardo Claps Gallo

Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?